miércoles, 9 de febrero de 2011

Antes muerta que sencilla, ay que sencilla ay que sencilla

Algunos de los comportamientos del ser humano transcienden, de lo que se podría llamar,  las tribus a las que pertenecemos y no son exclusividad de tal o cual grupo.

Esto me lo contaba el “Bizco Duran”, mientras preparaba su caña de pescar en el Campo del Sur, a modo de reflexión, mientras observaba como el mar empezaba a vaciarse.

Sino fíjate a los de los pajarracos, así llama él a los Peperos, tu crees que les importa un bledo lo mal que lo pasan los parados, yo creo que no, solo les importa aquello de “leña al mono hasta que cante”, y todo vale si de criticar al Zapatero se trata. Da lo mismo lo que haga ese hombre, si negocia porque negocia, si no negocia porque no negocia. Si hace lo que dicen que hay que hacer, cuando lo dicen, tampoco les gusta, en fin, que solo piensan en ellos, y prefieren que sigan aumentando los parados, si esto les vale para salirse con la suya. “antes muerta que sencilla, ay que sencilla...”empezó a canturrear a media voz.

Pero es que, esto casi siempre pasa, me dijo, entre vecinos, incluso entre los que nos tiramos aquí horas y horas intentando que caiga algo. ¿Tu ves aquel, el que esta al lado del perro ese que anda a tres patas? Ese prefiere no pescar nada, antes de tener al lado a uno que no conozca, se cambia de sitio cada vez que uno se pone a su lado. “ay que sencilla, ay que sencilla”.

Entre los tuyos, más o menos ¿eh?, me dijo mientras sujetaba el hilo de pescar con los dientes. Que sois parecidos. Las que armáis ¡coño!, a mi que no me gustáis demasiado ninguno, me da la impresión que preferís perder unas elecciones porque a quien presentáis no es de “vuestra cuerda”, mientras seguía cantando, ya sin hilo de pescar entre los dientes, “antes muerta que sencilla, ay que sencilla, ay que sencilla”



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