sábado, 21 de abril de 2012

Armas le queda al pueblo despojado, que estoy yo muy hasta el corvejón hoy!

POR MÁS PODEROSO QUE SEA EL QUE AGRAVIA, DEJA ARMAS PARA LA VENGANZA

Tú, ya, ¡oh ministro!, afirma tu cuidado
en no injuriar al mísero y al fuerte;
cuando les quites oro y plata, advierte
que les dejas el hierro acicalado.

Dejas espada y lanza al desdichado,
y poder y razón para vencerte;
no sabe pueblo ayuno temer muerte;
armas quedan al pueblo despojado.

Quien ve su perdición cierta, aborrece,
más que su perdición, la causa della;
y ésta, no aquélla, es más quien le enfurece.

Arma su desnudez y su querella
con desesperación, cuando le ofrece
venganza del rigor quien le atropella.

Don Francisco de Quevedo

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