jueves, 3 de abril de 2014

La madurez inmadura

Publicado en el Diario de la Bahía de Cádiz
Audio en Radio Educom


- Princesa, te veo desfondá
-Es que a ratos me viene la madurez Fer, pero tu tranquilo, ya verás como pronto se me pasa.
-La madurez, la melancolía ..
;-(

A todo esto, hablábamos entre poemas tristes, melancólicos de Mario Benedetti, que para esos, y otros muchos, el uruguayo los borda. Pero como casi siempre, hablar de la poesía no era un fin en sí, como casi siempre a través de la poesía hablábamos mi ciberamiga y yo de sentimientos, estados de ánimo, ésta es sólo una excusa.

A menudo confundo vida con juventud, es que es esa la asociación entre términos que machaconamente intentan imbuirnos. Como también se asocia juventud con locura, con belleza, con creatividad,.....y posiblemente tengan razón. En la misma línea, la madurez, que viejo esta mal visto, se asocia con sensatez, experiencia, sosiego ....., es decir, sin tapujos, de aburrimiento.

Se confunde el desarrollo, el crecimiento de la persona, con un camino en el que hay que ir cubriendo diferentes etapas preestablecidas, una especie de guión con un reparto de papeles , en el que a cada persona, dependiendo de la edad, el sexo, la posición social, le corresponde un rol con sus correspondientes características. Y a este guión nos tenemos que atener, si no lo hacemos así, entramos en la transgresión.

Pero es que además de estos guiones, en los que cada edad tiene sus "perfiles" establecidos, muchas veces estos son inamovibles en sí. Un suponer, hablamos de belleza, si alguien entrado en años, como yo, busca la tiene que buscar en el "rejuvenecer", y veo aquella fiesta de un cirujano plástico a la que invitó a su clientela, todos y todas con las mismas nalgas, con los mismos pómulos, con los mismos pechos, o al profesor Gustav von Aschenbach, muriendo sentado al sol de una playa de Venecia, sudando el tinte negro y el maquillaje, en un "ridículo" afán de rejuvenecer para atraer al joven Tadzio, en la novela de Thomas Man Muerte en Venecia.

No quiero caer en la tentación conformista de decir que "cada etapa tiene su encanto", en el fondo sólo intentaría confirmar el guión dictado, el que todos debemos cumplir, si no queremos que "todos nos señalen con el dedo, menos los mancos". Me gusta seguir tocando el tambor, como el niño que se negaba a crecer de Günter Grass, pero sin dejar de crecer, pasar del niño que tocaba el tambor, al joven que tocaba el tambor, a viejo que tocaba el tambor.

Creo que la madurez, la que teóricamente da los años, no tiene que ser sinónimo de "mustiez", no olvidemos que hay muchos jóvenes mustios, y el que es tontolahaba a los diecisiete , es un joven tontolahaba , y el que lo es a los sesenta, es un viejo tontolahaba; pero si esta madurez conllevara la renuncia a la locura de vivir, yo, como mi ciberamiga, espero que se me pase pronto.

Prefiero "un bombero que un bombardero" , tener "mala reputación" , aunque me miren mal..., que ser "el hombre de gris", y prefiero........, eso si, aunque sea desde la madurez inmadura.

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